Sentí el jadeo
Dela noche que se vestía
De sensualidad
Palpitando entre la nieve
De Pyr Mont
Deseando embestir
Con furia, contra bosques
De locura, que la nieve
No derritió
Fragua en su interior Que incinera la lógica
Creación suprimiendo
La técnica, para sustituirla
Por fuego y calor
Alba tormenta que seduces Insinuando un oculto
Misterioso interior
Secreto que perturba
Los sentidos del viento
Y de un imperio
Que no tiene limite
De expansión
Frágil lucero
Que acompañas
A mi dulce dama
En la hermosa noche,
Que ella me ofrendo
Donde la vehemencia
Se hizo anhelo y solo
El Weser, la acarició
Mientras, se bañaba con poesías
De aguas, de sutil sabor
Creadas por Orfeo
Y aprobadas por Cupido,
Sin que Apolo fuese testigo
De este pacto de dos
Mentiría, si impusiera Versar al silencio terrenal,
Mas es sólo la fantasía de amar,
Perturbadora de la díscola
Tinta que agóniza
En el transitar
De un elixir de dioses Que solo puedo observar
Y Percibir en la lejanía
De una diosa astral…
Anoche, me prometiste la luna
No la busqué, mas ella me percibió,
en una gramatical transferencia
seduciéndome con su voz, llevándome
a volar por extenso mar...
Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Paul Ritz Danckovic.
Publié sur e-Stories.org sur 15.07.2006.
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