¡¡Cállate!!

 ¡¡Callate!!

Es el verbo más usado por la mayoría de la población.

También se usa la ley del silencio en multitud de situaciones, posiciones, por muchísima gente de toda clase.

Tenemos todos los animales, racionales o no, una boca que sirve para algo más que para comer y vomitar y  chupetear todo tipo de cosas. Tenemos un aparato de fonación con unas cuerdas vocales pero se ve que en el futuro estará en desuso y desaparecerá porque en esta sociedad estamos impulsando el silencio y el cada vez más disminuido uso de la palabra y el abuso de algo en lo que nadie cree pero que todo el mundo cree que la otra mitad de la población posee: telepatía, percepción extrasensorial o una psicología con una capacidad extrema de observación, todo natural.

Así que podemos encontrar a todo tipo de gente y en muchas clases de escrito las valoraciones que se hace de la gente que permanece callada y que intuye o adivina con un gran contenido de empatía y de telepatía, lo que el otro quiere así como una burla y trato aberrante contra quien usa la palabra hablada y el verbo. Desde los judíos que tienen un gran cuidado con la palabra para no pronunciar el nombre de Dios hasta quienes no son creyentes y usan la palabra escrita pero no la hablada salvo para las conferencias y lugares donde puedan lucirse con dicha palabra hablada o tirar por tierra a quienes discrepen de ellos. En la televisión, invento usado malévolamente para adiestrar a las masas disconformes y tener sus voluntades sometidas y enseñadas como quieren unos pocos, enseñan que la gente que grita como verduleros, cobrando millones por enseñar cómo se grita como un gañán y se insulta de modo natural como si se hubiera nacido para ello, hace carrera, fama  y la persona es objeto de befa y mofa así como de escarnio. En cambio la persona que no habla es tenida por sabia aunque no tenga conocimiento ni de cómo hacer la o con un canuto, es tenida por respetuosa aunque luego se meta los dedos en la nariz y se coma los mocos, es tenida por inteligente aunque sea una persona mentirosa y manipuladora que sólo sabe imitar comportamientos y es tenida por digna aunque se dedique a pegar a sus esposas, maridos o hijos, a violar a menores o a robar a su empresa. Eso sí, con mucho silencio.

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