Stanislaw Jaroszek

La novia


La novia
Estaban en el patio frente del Silver Lake, el hombre miraba a su novia y le encantaba todo de ella. Los mosquitos empezaron a atacar y el hombre estaba en una postura de  defensa. La chica se reía de él, por eso cuando vio tres mosquitos pegarse en la rodilla de ella, decidió quedarse callado y esperar el momento en cual ella gritará del dolor. Los observó pero ninguno de los tres hundía el pico, se sentaron sin movimiento como si no fuera su piel sino hoja del árbol. Finalmente uno se atrevió y bajó la lanceta. Sorprendentemente la mujer no reaccionó, ¿Cómo es que no lo siente? Se preguntaba el hombre. De repente, el animalito perdió el balance y se cayó al piso como una avioneta sin control. Mientras los otros dos continuaban inmovibles.
El hombre se aburrió y otra vez entró en conversación con los familiares. Hablaron del juego de ayer.
-Hoy también jugaremos el tren ruso.
-Claro, si les gusta perder otra vez…
Dio un vistazo y no entendió lo que veía. El segundo mosquito estaba muerto en el piso, ahora solo quedaba el tercero prendido a la rodilla con las últimas fuerzas. Momentos después el también perdió el balance y volaba sin control abajo. La miró a ella y la vio sonriente y feliz.
-Tu novia es encantadora, dijo la tía.
- Por eso me enamoré de ella.
-¿Se conocen bien?
-Creo que si. Respondió mientras se acordaba de la primera vez que ella vino a visitarle en la casa. Le pidió que abriera las puertas y las dejara abiertas por un momento.
-No entiendo por qué, el aire acondicionado funciona bien…
-Prefiero el aire fresco.
Mientras le servía la bebida notó dos cucarachas corriendo en dirección a la puerta abierta. “Qué extraño, yo no tengo cucarachas”. Después, cuando pudo dirigir su mirada vio otros bichos salir del piso de madera y peregrinar a las puertas. No observó bien todo este espectáculo porque ella le repetía: “Me gusta cuando un hombre me mira a los ojos”.

 
Era un buen hombre pero no aprendía de las experiencias. Nunca iba creyendo en las brujas, “ellas solo existen en las historias para niños”.Todo esto regresó a su mente el día del divorcio cuando el juez le concedió a ella la casa y otros bienes materiales. Aquel día por primera vez empezó a creer que las brujas existen y  que los hombres que  se olvidan de las fábulas de la niñez se les recordará la vida.

Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Stanislaw Jaroszek.
Publié sur e-Stories.org sur 02.01.2011.

 
 

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