Joel Fortunato Reyes Pérez

¿ Porqué nada es mejor ?

¿ Porqué nada es mejor ?
__Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ

Llueve su angustiante soledad la noche, cuándo
las aves no cuentan las nubes, y se van apagando
las flores en sus aguas al finísimo azul después
de morirse el sentido en la distancia... Nadie
tenía en el lugar la túnica del color del enebro.
Era marzo de un tirón, por más que la causa de
su oficio no dejaba lugar a dudas al año. Con el
moño el invierno puntual se tiende sin ser verde
ni admitir réplica, sin darse apenas cuenta de lo
qué hacía al miedo al verlo matar su hielo en él,
¡ Sí !...En el corazón de una gota.  Seca una antorcha
encendió el ruido en mil pedazos incluídas las huellas
con sus tintes lozanos no sin gran pesar.  El vacío en
su vasto territorio señalaba el camino de regreso...

Se veía el silencio moverse un paso afuera de los
hogares qué se alejaron más allá de las estrellas.
Tan cierto, cómo aquél que en el rostro dibuja la
cobardía midiéndole los pasos al olvido... Carente
de palabras en una extraña expectación.... Pusilánime
y arriscada, en el vestíbulo vespral, en el ápice sinuosa
con la vicisitud jaspeada, y el incienso de la genuflexión
agreste, desgarbada, por la prosapia del varapalo.

¿ Recuerdas el tiempo aquel ?... Cuando nada de esto
sucedía en el largo coloquio marmóreo que se reconoce
de repente ahora... Y no me remonto soñando a otro...
hemisferio, como el cándido cordero en la pereza, ni a
los mástiles de los rosales desnudos en el tedio de una
fofa neblina... Tú me dices que sí, y qué si sabes de la
penosa y constante travesía que guarda en sus párpados
sedeños la boca ingenua...
Pues verás...

El desierto acusaba a esa lluvia de ladrona dónde la
humedad ahogaba las casas con las lágrimas asustadas
por la elegancia de las urnas, y los minutos ocupados en
el silencio menos distante, en el más llamativo, en ese que
vomita su publicidad, llueve y llueve suave, sin saberse bien...

La había estado observando, veía gota a gota como trepaba
entre las nubes.  Reconocía la humedad sin pretextos, y
guardó sus cacerolas, ollas, cubiertos todos en sus arenas
llevándose los puños paños de tormentas agotadas bajo un
sol de madera con la certeza del florero de cristal cortado entre
las manos del me excuso ante la multitud, y hago desaparecer
al primero que proteste de inmediato cumplir con el encargo
de la suciedad y la incuria, como si no estuviera realmente al
tanto de los propios asuntos celestes...  Y del azul contravenir
al marrón indecoroso, con el atributo de viandante embaldozado,
y desde el introito menospreciado preponderante...
¡ Vaya umbrío caligine azaroso, el verdete vernáculo ribetea
al tergiversar mismo !.
Por allá dónde la dulce lumbre, no es precisamente, dulcedumbre,
ni en la cumbre se vierten los abrojos, y menos por la mañana
el lóbrego horizonte, con el ademán del puñal en la mirada, y
el rojizo brocado de la esperanza mancillado...
¿ Porqué nada es mejor ?... Me dices, cuándo, cuándo...
La lluvia bebe bajo la tierra cataratas que muerden los sueños
hechos polvo.... Y... Porqué llueve su soledad la noche en cada calle.

__Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ

 

Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Joel Fortunato Reyes Pérez.
Publié sur e-Stories.org sur 08.06.2013.

 
 

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