Julio Medina

La bruja de tres caras

En una casa abandonada y vieja
falta de ventanas y piso de tierra
vivía la hechicera de tres caras,
no tenía nombre para que nadie la nombrara.
Ella era una malvada bruja
que a los muñecos de trapo les enterraba agujas
para embrujar el corazón de cualquiera
que al andar con ella no quisiera
ni siquiera ser su enamorado;
aunque en realidad a nadie le hubiera gustado
estar con quien hace de la indiferencia
un arma destructiva usada con frecuencia,
siendo el platillo del día el maltrato
que sin pedírselo ella lo sirve de inmediato,
este servicio nunca se termina
y de momento se ha convertido en rutina.
Cuando alguno viene y la rechaza
ella enseguida con su conjuro amenaza
y va regando desdicha  sobre ese cristiano
hasta dejarlo convertido en un simple gusano.
  
Una vez movió su nariz alargada hacia el lado
retorciendo la niebla cuando la trajo a destiempo
convirtiendo así en poco tiempo
a un mancebo en un sapo avejentado.
Le dejó dormitando sobre las piedras del río
dentro de su alma le creó un enorme vacío,
le atontó el corazón hasta sacarle los sentimientos
y los transformó en las letras tristes de este cuento.
Abandonado a su suerte continuamente croaba
era un llanto tan triste que nadie lo escuchaba
porque de día o de noche el murmullo del agua
sonaba tan fuerte como el motor de una guagua.
Y aquel anuro concho y cansado
esperando sin ayuda se quedó varado
dando así por terminada la esperanza
de salir de ese hechizo y ganar confianza
para volver a ser normal como antes;
pero de pronto vinieron sueños constantes
en donde veía llegar a una bella mariposa
que le preguntaba- ¿Quién hizo esta cosa
de convertirte en rana? ¡Esa brujería desapruebo!
Anda, dime porque hasta saber no me muevo.
 
El frío reinante resultaba ser intenso
y el sapo despertó quedándose en suspenso.
De repente escuchó la horrible carcajada
de la bruja de tres caras acercada,
La corriente se detuvo… Y el arroyuelo asustado,
pensaba que ya el mundo se había acabado,
las piedras temblando lanzaron gritos
que a los oídos del bosque les parecía inaudito,
los árboles corrían desesperados por camino errado
porque a ella todos le temían demasiado.
La bruja de tres caras con su escoba misteriosa
se mostró asustada cuando vio a la mariposa
y se fue volando, y gruñía maldiciendo,
mientras el escuerzo observaba lo que estaba sucediendo.
Cayó la tarde de ese espantoso día,
solo el sonido apacible del bosque unía
al silencio majestuoso con el manto nocturno
posándose sobre los anillos de Saturno,
invitando de nuevo a soñar en el sereno
colmado de estrellas distantes y cielo pleno.
Los agujeros del anuro fueron cediendo poco a poco
y apareció de nuevo este sueño que coloco
ante los ojos asombrados de un lirio.

Desbaratando hechizos, sanando el martirio
de aquel anfibio caído en desgracia,
la mariposa reaparece y con suma eficacia
se transforma en la princesa que la hechicería revierte
y a aquel sapo a mancebo convierte…
El final llega a esta historia,
pues la bruja no tuvo escapatoria
y fue enviada a vivir en el valle del lamento seco,
donde sus carcajadas se mueren con el eco
de los trinos de las aves y la caída de la cascada.
La princesa ya está felizmente casada
con aquel príncipe quien por la bruja fue hechizado;
en conclusión este cuento va a ser finalizado.
con las tres caras que en la ocasión se metieron
y en complicadas posturas se convirtieron. 

Julio Medina
12 de diciembre del 2014
 

Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Julio Medina.
Publié sur e-Stories.org sur 13.12.2014.

 
 

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