... más allá de los mares últimos, de las tierras y luces últimas,
estabas tú;
… entré en mi corazón como en un fuego
y rosas vivas salieron a mi encuentro cuando dije que Elaí era tu nombre,
mi fe y razón, y mi última, mi excelsa gloria;
llevaba por divisa mis tambores, mis lábaros y lanzas, mis fuerzas y triunfos,
el óleo terrenal,
el mando y ser,
la estirpe;
… y nada fue;
… en atrios de silencio, bajo luz purísima, del otro lado de la sangre, vive Amor;
aquí, aquí está mi Camelot, mi Excalibur, y, también, mi patria y reina,
la que sueño y fulge,
mi Elaí;
… por tanto, extramuros aún y peregrino en el pecho,
pobre, desnudo y ciego, solo estoy;
ah rosas vivas, a aquélla, a la que es mi alma,
¿ podréis decirle que Ebor ha muerto y Ebor está llamádola, podréis ?
***
Antonio Justel Rodríguez
https://www.oriondepanthoseas.com
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Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Antonio Justel Rodriguez.
Publié sur e-Stories.org sur 26.05.2023.
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