Me despertó una
brisa de flores de manzano,
de voces heladas
colgadas de carámbanos.
Sentí frío en mi
espalda. Todo se derramaba.
La pared y los
muebles, lámparas y ventanas.
Se difumina el
roble, se trasluce la piedra,
Se vuelve gris la
luz y brumosa la tristeza.
Mi infusión que
prometía estrellas herboladas
me enseña ramas
negras del futuro que aguarda.
Cascadas de
imágenes, manantiales de objetos
Surgen de las
estancias y dibujan conceptos.
Mariposas de alas
de papel de periódico.
Cuervos de negras
olas, pelícanos histriónicos
Que voy dejando
libres desde jaulas capilares
Asientan sus anidadas
en lugares fatales.
La luna electrifica
sus efectos estelares
Coloca en lo más oculto
su eclipse vergonzante.
Gotea mi mirada
lágrimas verdinegras
Gotea gris la calle,
gotea azul la niebla,
Gotea el infinito,
gotea el horizonte
En un lago salado
se convoca, deforme
Todas las realidades
que forjaron las manos
Deslizando en los
muros y del muro manando.
El mundo da la
vuelta contraria a mi rostro.
Se detuvo ya el tiempo
y pasó de nosotros.
Mis pasos dejan
piedras que señalan veredas
Y mis ojos cegados
encuentran nuevas tierras.
Mientras tanto… te
has ido. Te has ido y ya no vuelves.
Ya no tiene sentido
dibujar más presentes.
Si tus ojos no
cantan rechazos y reproches
Ni el calor de mi
taza ni el aroma de noche.
Se vació la mañana
cuando supo tu ausencia
Y un caos de
telarañas ocupó tu presencia.
Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Maria Teresa Aláez García.
Publié sur e-Stories.org sur 21.02.2008.
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