V
Hoy encontré que está todo ganado.
Me dijeron palabras musicales.
El corazón se caló esperanzado.
Calentó el pecho en ramos estelares.
La dicha llenó a raudales mis manos.
Pensé escribir todas mis agonías.
Sacar de mí todo aquello nefasto
y llenarlo de ti toda la vida.
Hoy supe que aunque esté todo perdido,
que la esperanza fluye y no decrece.
Que Herodoto sabía de aquel río,
que todo pasa y nada permanece.
Que da la vuelta y vuelve a lo que ha sido
y distinto reconoce su suerte.
Sentí de nuevo antiguos secretismos.
Sonreí imaginando mascaradas.
Volví a mentir en medio del abismo.
Mi cuerpo entero sondeó tu alma.
Alguna vez te trajo mi sonrisa
un futuro prohibido aunque halagüeño.
Alguna vez reíste con mi risa
aunque no te creíste mis silencios.
Levanté dos esquinas de la alfombra.
Debajo estaba ese lugar secreto.
Tu alma guarda los versos de Pandora
donde tu corazón llora por dentro.
No quieres luz ni quieres esperanza
No puedes ver mentiras en tu entorno.
Pero mi mano toca , es fuerte y sana.
Mis pies pisan la tierra, el barro, el lodo.
Cuando quieras salir a ser herido,
cuando quieras pecar y complacerte,
no tienes más que abrir tus frontispicios
y salir a la luz que más te duele.
Pero hazlo seguro de que sabes
que si te caes estás bien resguardado.
Y que puedes seguir errando siempre
aprendes con el caos lo organizado.
Y un día no lejano serás mente
del ser que tu has querido y preparado.
Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Maria Teresa Aláez García.
Publié sur e-Stories.org sur 07.04.2008.
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