Era una gran noche de primavera,
luna radiante y frescos olores.
El alma invadida por los temores,
abierta la puerta, entra la quimera.
Y la vi con carita muy sincera,
dándole como reina los honores;
y evitándole los sinsabores,
la puse como icono en la encimera.
Cuando la privamera terminaba
un presentimiento vino a la mente,
miré a la encimera, ya no estaba;
tal como vino, sigilosamente,
se fue mi sueño, se evaporaba;
quedé trastornado como demente.
Soneto: núm.8
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¡ Bonitos son los amores soñados
y los que tienen grandes coloridos!
Aunque no físicamente vividos,
se parecen a los sueños alados.
Son personajes como cuentos de hados,
no existen los sentimientos sufridos
y se ama sólo los sueños tenidos;
procurando acotarlos como vados.
Son como los aires que se respiran
llenando los pulmones, dando vida;
rotundos, eternos, nunca expiran.
Aunque la pena fuere muy sentida
y tus extraños están que suspiran,
es el elexir que sana la herida.
Soneto: núm. 9
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Llega sencillo, cauto, sigiloso,
con cara de mañana primorosa,
esparciendo sus olores de rosa,
te cubre con su velo vaporoso.
ingrávido te sientes, amoroso,
ente diferente, distinta cosa,
con la mirada de frente, tan hermosa,
el que te mira, se pone celoso.
Agua pura de la destiladera
que quita los amargos rencores,
que apagas los fuegos de la quimera;
el pan y la sal, de grandes amores,
celebrado por fiesta venidera,
y donde estás, hay menos temores.
soneto: núm. 10
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Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Nino Oval.
Publié sur e-Stories.org sur 10.12.2008.
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