No convienen impuestas doctrinas. Si aconsejaría, la universal fe de cada uno. Tan sólo eso y nada más. Huyamos de sectas, conductas guiadas desde el semblante atrayente del líder espiritual. Dejándonos apartados mientras más necesitemos de ayuda. Desorientados al final del camino con la cuenta bancaria en números rojos. Inútiles ante un testimonio ajeno, jamás vivido por nosotros mismos. Y en la espiral caótica del desconsuelo. Gemirá el aturdimiento sin límite. Porque no quedarán tantos misterios adonde enterremos geniazos secretos. Con Dios, no hay enemigos. Apenas nos quedará duda, excesivo rencor, desdibujando completamente la tristeza. Nadie como tú responderá tus preguntas. Ni confieses los mal llamados pecados en disfrutar tu vida a un ser que bajo su sotana se hará pajas en soledad pensando en tus relatadas fantasías. Porque las ropas pueden guardar sus ironías, pero no la realidad de haber nacido bajo el embrujo seductor de los naturales sentidos.
Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Vicente Gómez Quiles.
Publié sur e-Stories.org sur 16.09.2011.
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