Jorge Sánchez Racionero

Mi abuela

Esa noche la tormenta produjo un apagón que dejó a un barrio entero sin luz. Me levanté y como me conocía mi casa como la palma de mi mano, busqué una vela y un mechero en un cajón, debajo de la encimera de mármol de la cocina. La encendí y regresé al comedor, en donde estaba en compañía de mi abuela, una ancianita muy agradable y cariñosa. Le dije que no se preocupara, porque era de lo más normal y que pronto volvería la luz. Ya que no podía ver la tele, coloqué la vela cerca de mí y de mi abuela y le propuse echar unas partidas a las cartas. Ella aceptó y nos pusimos de inmediato a ello. Barajé y repartí las cartas, observando al mismo tiempo a mi abuela, que parecía impaciente por jugar la partida. En otras ocasiones nos jugábamos diez o quince céntimos y si ella era la que se llevaba el dinero, se ponía de lo más contenta. Aquel sábado no salí de casa, pero allí, encerrado con mi abuela, me lo pasé en grande, entre sus chistes y anécdotas de la juventud no me hizo falta nada, ni ordenador personal, ni televisión, ni móvil. Solamente las historietas y la sabiduría de mi vieja y encorvada abuela me lo hacían pasar genial. Hacia años, desde que era muy pequeño que no me sentaba a hablar con ella. Y con el sonido de fondo de los truenos y la luz de los resplandecientes relámpagos, disfruté como nunca antes y en compañía de mi encantadora abuelita.

 

Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Jorge Sánchez Racionero.
Publié sur e-Stories.org sur 20.01.2012.

 
 

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