Juan Planas

Diario de un loco


 
 
Miércoles 10. Al volver del trabajo, encontré a Antonio, el portero, y la vecina del 4º B conversando en la entrada. Antonio lustraba el bronce de la puerta, y la vecina tenía un carrito para llevar las compras; fingían que estaban hablando de la quiniela. Luego, oculto por los visillos, vi como la vecina iba hasta el quiosco de revistas de la esquina y le decía algo al del puesto. El quiosquero miró su reloj, para controlar la hora en que yo había llegado a casa. Después tomó su teléfono celular e hizo una llamada. ¡Ya me imagino con quiénes hablaba!
 
Jueves 11. Esta mañana llamé a la oficina para avisar que no iría porque me sentía mal. Pensé que el jefe se molestaría porque no iba al trabajo, pero no fue así; me preguntó si había comido algo malo, y me recomendó que descansara hasta el lunes y me cuidara en las comidas... Me resulta extraña tanta consideración. En fin, con veinte años de antigüedad, bien puedo enfermarme una o dos veces al año.
 
Viernes 12. Vino el médico. Me hizo muchas preguntas y me recomendó que volviera a hacerme atender con el doctor Nessi. Le dije que no creo en los psiquiatras, que las píldoras que me había recetado Nessi me hacían bien, pero que yo no quería saber nada con hacer terapia. Por fin, me prescribió unos comprimidos para el estómago y se fue. ¿Por qué tendría que ir todas las semanas con un psiquiatra? Eso es para los que andan mal de la cabeza; yo no veo visiones ni oigo voces; tampoco me creo el rey de España o que me quieren comer.
 
Sábado 13. Me siento mejor.Esta mañana, fui a comprar el diario y el quiosquero me preguntó: “¿Vio que parece que va a venir el papa?”. Se quedó mirándome para estudiar mi reacción, pero yo estaba alerta, y le contesté con aire distraído: “¿Ah sí?”. Después fui a cortarme el pelo; al peluquero no le dije más que monosílabos. Hay que tener mucho cuidado con los peluqueros; la mayoría son agentes de los servicios de inteligencia. Se hacen los tontos, a veces no te hablan más que de mujeres o de fútbol, pero eso es para que te descuides. Si no estás alerta, en algún momento, por inadvertencia, dirás algo revelador. Son muy astutos, pero conozco sus artimañas, y no me pueden hacer caer.
 
Jueves 18. Muchas novedades. La televisión dice que el papa, antes de venir a la Argentina, se entrevistará con varios gobernantes, entre ellos los de Estados Unidos y Rusia. Están tramando algo. Anoche tardé en dormirme.
 
Sábado 20. Ayer me compré una libretita, para apuntar a todos los que me vigilan. Ya tengo una lista bastante larga; en media hora llené cuatro páginas. La llevaré a todas partes, así cuando noto algo sospechoso lo registro en seguida, para no olvidarme.
 
Domingo 21. No me moví de casa. Los domingos, el barrio de San Telmo se llena de turistas de todo el mundo, con cámaras fotográficas y filmadoras. Uno nunca sabe si, entre los turistas, hay algún agente secreto filmándolo. A la tarde, me llamó mi hijo, para preguntarme cómo estoy. Otra vez volvió a insistir en que fuera con Nessi, así que lo mandé a paseo.
Estuve meditando y tomando apuntes; tal vez podría escribir un libro sobre la conspiración que están tramando. Tengo que pensarlo bien, porque es un asunto muy peligroso.
 
Lunes 22. De vuelta a la oficina. Estuve muy atareado porque se me había atrasado el trabajo. María del Carmen, Vázquez, el jefe, y hasta mis compañeros más nuevos se interesaron por mi salud y me trataron muy amablemente, aunque me miran de una manera rara. A la noche volví a sentir esa sensación extraña en el estómago. Creo que será mejor no escribir el libro; antes de que llegara a publicarse, me eliminarían para que no desenmascare sus intenciones, haciendo pasar que tuve un accidente.
 
Miércoles 24. Sigo teniendo malestares y estoy durmiendo mal; evidentemente, tengo demasiadas preocupaciones. Anoche, a las once y diez, sonó el teléfono. Preguntaron por un tal Arturo. Contesté “equivocado” y corté. Estaban controlando si no había salido, aunque seguramente tienen agentes que vigilan mis movimientos; pero, por las dudas, toman precauciones adicionales. Cuando hablo por teléfono, trato de hacer llamadas cortas, con poca información. Desde luego, mi línea está intervenida. Creo que con la próxima visita del papa me están vigilando más de cerca, así que tendré que ser muy cauteloso para no dar ningún paso en falso.
 
Viernes 26. Aunque sentía mareos y náuseas, fui igual a la oficina. María del Carmen y Vázquez me estuvieron hablando, y me dijeron que no me veían bien; los dos saben que yo había empezado un tratamiento con Nessi, y me insistieron en que lo retome. Por fin, me convencieron y llamé al psiquiatra. Me citó para el martes. Puede ser que me recete algo que me alivie, aunque estoy convencido de que no tengo que ir todas las semanas a hablar con él.
 
Sábado 27. A la noche, la televisión informa que el papa no vendrá por ahora; en cambio, se espera una próxima visita de los reyes de España; me puse a reflexionar en el tema, y ahora comprendo el plan que tienen: ni más ni menos que reinstaurar el Virreinato del Río de la Plata. Evidentemente, los tiempos se están acelerando; el monarca vendrá para instalar en su cargo al nuevo virrey; el papa visitará Buenos Aires más adelante, para bendecir el virreinato vuelto a crear. Casi seguro que van a restablecer la Inquisición. No pude dormir más que tres o cuatro horas.
 
Domingo 28. Novedades extraordinarias. Hoy pude confirmar mi sospecha de ayer. Pese a que los domingos tengo la costumbre de quedarme encerrado en casa, hoy por la tarde fui a pasear un poco por el barrio. Al llegar a la plaza Dorrego, me encontré con que estaba toda ornamentada con banderas argentinas y españolas. Habían montado un escenario y bailaban danzas folclóricas de los dos países. Un animador informó que se encontraban presentes el ministro de Cultura argentino y el embajador de España. Evidentemente, están preparando a la población para cuando nombren un virrey.
Me quedé unos minutos y después, caminando por los alrededores de la plaza, descubrí los autos estacionados de los funcionarios. Me di cuenta por la placa diplomática del coche del embajador y porque había algunos custodios, muy discretos, cuidando los vehículos. Sin que ellos lo notaran, saqué mi libretita y apunté los números de sus placas; ellos me vigilan a mí y yo los vigilo a ellos. A la noche, dormí mal y casi no cené nada; tenía náuseas.
 
Sábado 7. El martes fui a ver a Nessi y a la salida del consultorio compré los comprimidos que me había recetado; medio a la mañana y medio a la noche. Muy rápidamente, las molestias que padecía se han ido mitigando; ya no tengo náuseas y estoy durmiendo mejor. Estuve reflexionando en lo que me dijo el psiquiatra, y ahora me doy cuenta de que necesito el tratamiento. Me siento muy agradecido a María del Carmen y a Vázquez, que tanto hicieron por convencerme.
Por otra parte, voy comprendiendo que esa sensación de sentirme vigilado no tenía fundamento; y ya no creo en las conspiraciones que hace una semana veía por todas partes. Por ejemplo, hace diez días, el ruidito que desde hace dos días hace mi teléfono cuando lo descuelgo lo habría atribuido a que mi línea estaba intervenida; o pensaría que el señor que venía caminando unos pasos detrás de mí esta mañana, cuando salí de compras, era un agente de los servicios. ¡Qué felicidad! Apenas empecé el tratamiento y ya he recobrado la paz y el sosiego. A partir del miércoles próximo, iré una vez por semana a la terapia con Nessi. Desde ahora empieza una nueva vida, serena y despreocupada.
 
 

* * *
 
 

MEMO RESERVADO MR-SI/678/12

 

Asunto: Indagación individuo sospechoso

 
De: Director Secretaría de Inteligencia
 
A: Sr. Ministro del Interior
  
1. En relación con el individuo masculino observado mientras tomaba nota de las placas patentes de embajador extranjero y ministro Poder Ejecutivo nacional, informo a Ud. que la actividad del mencionado sujeto ya había sido advertida por personal de esta Secretaría.
 
2. Dicho personal procedió a un inmediato seguimiento del masculino sospechoso, logrando obtener su filiación en pocos minutos.
 
3. Al respecto, he tomado las siguientes disposiciones:
 
3.1. Incluir al susodicho individuo en la base de datos acerca de sospechosos de esta Secretaría.
 
3.2. Disponer la intervención de su línea telefónica, revisión de su correspondencia, correo electrónico, indagación y compilación de datos laborales, de estudio, filiaciones políticas, religiosas, etc.
 
3.3. Ordenar que todos sus movimientos sean controlados por agentes de nuestro servicio, que lo siguen discretamente a todos los lugares que frecuenta.
 
 
Saludo muy atentamente al señor Ministro.
 



Con cierto atrevimiento, he titulado mi modesta narración de la misma forma que lo hicieron dos gigantes de la literatura como Gogol y Lu Xun.Commentaire d´auteur

Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Juan Planas.
Publié sur e-Stories.org sur 27.01.2012.

 
 

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