Cristina Regalado Lorenzo

Soledad


Nunca antes había experimentado aquella sensación, aquel profundo odio quemaba mis entrañas, deseaba verle muerto, o tal vez no muerto pero sí sufriendo, viendo en su cara un vago resoplo de vida, eso, eso era lo que quería ver, verle destruido, aletargado, exiliado de su propio ser, quería estrangularle con mi pensamiento que no quedara nada, que por un momento fuera sólo mío y de nadie más, aunque a fin de cuentas lo único que realmente quería era que se arrepintiera, que viniera a mí y e pidiera perdón. Siempre me había gustado la cara de las personas arrepentidas, pero no había tenido el gusto de ser la protagonista de ningún arrepentimiento, no había sido protagonista de nada, mi imagen se trasladaba siempre a un segundo plano de cualquier problema, nunca había tenido nada porqué preocuparme, los demás lo hacían por mí, pero sabía que me había llegado el turno, un poco tarde , eso sí, pero con la carga suficiente de los problemas que podría tener en toda mi vida. Solían decir que estaba loca, que vivía entre recuerdos, en sueños, en vidas ajenas, que vivía la vida de todo el mundo menos la mía. Mi vida no  me gustaba, era demasiado vaga en contenidos, escasa, insulsa, triste, cuando pensaba en mí lo hacía de forma autocompasiva, me autoflagelaba y acababa sumiéndome en una depresión, que en ocasiones duraba meses, después de varias sesiones de terapia en grupo o con diversos fármacos que lo único que me hacían era engañarme, sedarme.. Prefería estar loca , prefería vivir de ilusiones a en la realidad, ya nada me ilusionaba, siempre que creía en algo me acababa desilusionando volviendo otra vez al mismo estado , al mismo sitio, a  la consulta.. Me había prometido que no regresaría, daba igual el estado en que me encontrase, no quería más medicamentos, ni más palabras de aliento en la hora que duraba la sesión, para luego regresar sola a mi casa, no me servía de nada,  sólo perder dinero , y lo más triste es que pagaba para que me ayudara, para que me escuchase, para que premiase mis logros.. no querí! a pagar más por nada , quería un amigo, quería un consuelo, quería sentirme comprendida, contar mis problemas y que no tuviese límite de tiempo.. Ahí te encontré en medio de una calle vagando sin sentido, mi alma gemela, si hubiese querido imaginarte , nunca te habría imaginado tan perfecto, tenías todas las cualidades que yo admiraba en una persona, me enamoré perdidamente de ti, tus problemas eran también mis problemas, tu vida también la mía, empecé de nuevo a preocuparme más por otros que por mí, a vivir tu vida y tú no eras yo.. el mismo error de siempre, me engañaste, te aprovechaste de lo bueno que tenía y luego me dejaste sola, otra vez. Buscaste en otra aquello que yo te podía ofrecer, no me querías nunca me quisiste, tú estabas solo igual que yo, pero ahora la diferencia es que tú estabas acompañado y yo otra vez sola, ya no quería volver al mismo estado de siempre quería ser la dueña de mis acciones, sentirme orgullosa de mí misma, tener valor, y ser protagonista… quería que me prestaran atención, por eso lo hice, por eso no te maté a ti sino me maté yo, cada uno es el protagonista de su propia muerte, yo lo sería de la mía..Así con la muerte volvería a estar sola, sola como antes de nacer, como durante toda la vida, Sola… sola pero esta vez protagonista.

Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Cristina Regalado Lorenzo.
Publié sur e-Stories.org sur 05.11.2005.

 
 

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