Y lo aceptaremos

Y mientras finge cumplir su palabra, se rasca la oreja, arquea las cejas y después pasa una mano por el flequillo que tapa parte de su frente. Se da cuenta que está metido en un buen lío, pero ya es demasiado tarde. Tan tarde que no hay marcha atrás. ‘Adelante‘ se repite una y otra vez, y se adentra unos metros. Sabe que le temblaran las manos al saludar, que el sudor en la palma delatará su tensión, como lo hará el que resbala por un costado de su cara.

Probablemente decidirá besar a modo de saludo, no existe ningún protocolo, el fin es su objetivo.
En segundos rechaza la opción del beso y opta por un saludo. Un saludo corto : ‘Hola‘, donde no pueda descubrir algún titubeo en su voz. 

Y continua acercándose, con cada paso parece moverse más torpemente. Se aleja, está cerca, tan cerca que siente como sus deseos de huir corriendo aumentan. Tan cerca que puede percatar como su presencia no pasa inadvertida. Vuelve a ser demasiado tarde, está clavado en el punto de no retorno, entre dos corrientes.
Dos pasos más e intentará soltar un tímido saludo. Extraño entre extraños: pasión o fracaso.
 
Presa vestida de cazadora conoce como actuar, conoce como herir sin hacer nada.
Y ocurrirá, indiferente y distante. Tan fría y tan nervioso. Sangre helada, sudor sofocante. Patéticas víctimas.

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