No sólo siento que mi piel se enfría
el abrazo gélido que recorre
mi nuca
y envuelve mis manos
también mis entrañas
trato de controlar la respiración
percibo cómo sujeta mis pies
y el incesante dolor
en el estómago
me enfrío
me enfrío poco a poco
Veo nuevamente el extraño paisaje
desnudo, brutal, profundamente blanco
llanuras que desquician, inconcebibles montañas de hielo
y la tormenta que se aproxima
que avanza y hace rodeos, como vigilando
como esperando
un descuido
para devorarme
y siento, sin embargo
que ahí pertenezco
Al paisaje helado, donde nada es
a las aguas que se ennegrecen
y petrifican gestos (los últimos, de espanto y desesperación)
y crispan manos inútiles
a alguna edad antigua, ajena e indomable
indiferente en su magnanimidad
sin dioses
sin ciclos
sin voces ni miradas
sólo intuiciones,
soledad
y devastación
nada más
… entonces regreso
a veces lenta, otras abruptamente
jalando, reclamando angustiosamente el aire
y las ganas de vivir
sintiendo cada imperturbable pulsación
ajena a mi voluntad
abro los ojos
todos mis sentidos
y reconozco y recuerdo…
y no sé si me aterra más estar aquí
Escrito en 2004.
Toutes les droites appartiennent à son auteur Il a été publié sur e-Stories.org par la demande de Sergio Navarrete Vázquez.
Publié sur e-Stories.org sur 19.03.2016.
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