[… por la carretera de Vecilla hacia Morales y Fresno]
… en este instante,
cual sol y lluvia vivos, la tarde es un incendio sobre el oro táctil de los chopos;
ah el otoño, es una estación bendita,
un ágora,
un estante cuántico y gentil,
un mar de cristal,
una ensenada del corazón;
… iba yo como extasiado y preguntando a la sangre,
justo cuando el camino enfila hacia tules y rosas de Teleno y Carpurias,
hacia sus cerros malvas y azules con sus ingentes púrpuras, cuando al fin, y al oído, me dijo:
Yo Soy la belleza de Dios, su purísima luz, el templo del Altísimo,
y también, también, su voz: la flor de tu silencio.
***
Antonio Justel Rodríguez
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Publié sur e-Stories.org sur 17.11.2023.
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